México es un país peregrino por excellence, ya que cada año millones de creyentes abandonan temporalmente sus actividades para viajar y visitar un santuario, templo, virgen y/o santo con el fin de cumplir una manda, pedir un favor o demostrar devoción (Shadow y Rodríguez, 1994:15).
Siempre me ha fascinado el tema de la religión porque es un modo (de muchos) de conocer a una cultura. Todo ese interés hizo que mi tesis de licenciatura (que está en proceso) sea sobre las peregrinaciones, específicamente las peregrinaciones hacia Talpa de Allende, Jalisco.
Es decir, hace 3 años realicé trabajo de campo en el municipio de Talpa de Allende. Además, hice una caminata junto a peregrinos para poder experimentar y vivir en carne propia lo que es y significa ser un peregrino.
Entonces, me di a la tarea de buscar un grupo de peregrinos que me permita convivir con ellos. Navegando por YouTube, encontré un vídeo de unos peregrinos que invitaban a formar parte de ellos, dejando su link de Facebook para contactarlos. Es así que, empecé a comunicarme con ellos por medio de mensajes de su cuenta “Peregrinos a Talpa del Briseño”.
OJO: es muy importante no mentirles a tus informantes y decirles qué es lo que pretendes hacer.
Mi trabajo de campo en la comunidad de Talpa de Allende inicio el 25 de marzo del 2017, pero fue hasta el 13 de abril (Semana Santa) del mismo año que, realicé la caminata desde el municipio de Ameca hasta el municipio de Talpa de Allende, Jalisco.
Durante 3 días caminé, conviví y experimenté lo que es ser un peregrino. Fueron noches muy frías, días con mucho calor y días en lo que se dormía y comía donde se pudiera. Pero, logré mi objetivo: llegar hasta la basílica de Talpa de Allende y vivir la experiencia de ser un peregrino.
El camino que recorre el peregrino no es un fin en sí, sino un medio para librarse de todas las ataduras que lo sujetan a las comodidades, a las perezas, a los hábitos, es decir, a nosotros mismos porque la mochila pesa, porque el calzado en el camino desgarra los pies, porque el sol quema, porque la sed y el hambre se presentan (Quiroz, 2000: 16).
Al transitar el camino hacia lo sagrado, el peregrino tiene fines determinados; aguanta y tolera las incomodidades del viaje a fin de edificar una relación especial y comprometedora con lo divino que le portará abrigo y protección contra las vicisitudes fuerzas que estén más allá de su control (Shadow y Rodríguez 1994:117-125).
¡Cuéntame si te gustaría saber más sobre mi primera vez en trabajo de campo!
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