En el año 2017, el país sufrió la sacudida que estremeció a todo el mundo. El 19 de septiembre de 2017, un sismo de magnitud 7.1 agitó a casi todo el país, dejando daños irreparables.
Los estados como Puebla, México, Guerrero y Oaxaca (por mencionar algunos) fueron los más dañados. Decenas de miles de personas, bienes muebles e inmuebles fueron afectados. Pero, los mexicanos se mantuvieron con el puño levantado; escombro tras escombro fue pasado de mano en mano para ayudar a los miles de afectados. También, donaciones de alimentos, bebidas, medicinas, etc. fueron entregados a comunidades con mensajes escritos como “las quesadillas llevan queso”, “todo México los apoya” y “fuerza”.
Y una vez más, México demostró que en las pedas y en los pedos se mantiene unido.
Sin embargo, ¿qué pasó con los poblados, comunidades o municipios de los cuáles casi no se supo nada?
Por ejemplo, Xochimilco fue de los barrios más afectados de la Ciudad de México, grandes templos se derrumbaron, miles de esculturas quedaron hechas cenizas y varios campanarios fueron a dar al piso dejando su huella en la historia y la memoria del pueblo.
Hasta el día de hoy en algunos templos de todo el país todavía no se puede acceder, pero sus feligreses celebran sus misas en el atrio o en los alrededores de las iglesias en espera de ser restaurados. Ahora, sólo quedan los escombros de las calles como recordatorio del sismo de 2017.
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